miércoles, 7 de mayo de 2008

Una Historia

(Esta es una traducción del artículo de Jeff Gammage publicado en el The New York Times el 2 de noviembre del 2007. También ha sido publicado en el China Daily el 7 de noviembre del 2007.)


“Eran alrededor de las 10 de la mañana, el dia 19 de Junio del 2003, en la ciudad occidental de Wuwei. Un hombre llamado Ma Guoxing caminaba por las calles camino a una reunión de trabajo.
Pero al acercarse al centro de salud de Wei'an, percibió un grupo de gente agolpándose en la puerta principal. Interrumpió su camino y se acerco a mirar que era lo que captaba tanto interés.
En el suelo había un bebé recién nacido, una niña llorando fuerte.
Ma Guoxing hizo lo que ningún otro había hecho: Se agacho y recogió al bebé. Entonces se dio la vuelta y volvió sobre sus pasos por el mismo sitio por donde había llegado, con la niña en brazos.
Antes de que yo supiera de que existía un hombre llamado Ma Guoxing, ya había imaginado su existencia.
Me preguntaba que aspecto tenía, si estaba casado o era soltero, si tenia hijos o no. Pero más que nada anhelaba conocer los secreto que él, sólo él entre millones de persona en China, guardaba para si mismo.
Esta clase de anhelo es común entre gente como yo, padres americanos de niños chinos. Unos 62000 niños, casi todos niñas, han sido adoptados por familias de este país desde comienzos de los 90. Pero mientras que los niños nacidos en América tienen sus fotos de bebés y sus zapatitos, estas niñas solo tienen un gran vacío.
Abandonadas por sus padres chinos debido a la prohibición de tener más hijos, las niñas llegan sin ninguna información de sus familias de origen. Los datos más básicos sobre su nacimiento, como el día o la hora de su llegada al mundo, son normalmente desconocidos e imposibles de averiguar. Así que los padres americanos de las niñas ansían poder al menos conocer detalles del siguiente instante importante: los detalles del hallazgo de sus hijas, detalles más allá de las generalidades del "día" y el "lugar". Les gustaría poder decir a sus hijos el nombre de la persona que las encontró. Si fue en un banco en particular dentro de la estación de trenes, o fuera de ella, al lado de cierta estatua en un parque. Si hacia frío o calor, si llovía o hacia sol, si era de día o de noche.
Sin embargo todos estos detalles pasan a menudo desapercibidos, como si no tuvieran significado y no son registrados por los funcionarios del sistema de orfanatos chinos, inundado de bebés. Por ejemplo, de mi hija mayor Jin Yu, el funcionario describió su hallazgo con 6 palabras: “encontrada en Guangxin Alley, 5 agosto 2000”.
Eso es todo. Y eso es lo normal.
Así que en el 2004, cuando mi esposa y yo llegamos a las provincia de Gansu para adoptar a nuestra segunda hija Zhao Gu, nos quedamos atónitos al encontrar dos datos entre la documentación de la niña: el primero una esperanza, el segundo un misterio.
La esperanza tenia la forma de 3 caracteres chinos: un nombre. Supuestamente el nombre del hombre que encontró a nuestra niña. Parecía que trabajaba en el orfanato municipal pero la traducción no era muy clara. Se trataba realmente de la persona que descubrió a nuestra pequeña? O era simplemente el funcionario que enviaron a recogerla después de ser hallada por otros?
Cuando regresamos a casa, escribí a funcionarios en China, deseando que, si este hombre era quien parecía ser, pudiera hallar la forma de entrar en contacto con él, desafiando las barreras de la distancia y el idioma. Deseaba que mi hija pudiera conocer las circunstancias de ese día en que cambio su vida. Deseando que en vez de con un pasado de perdida y anónimo, ella pudiera crecer sabiendo que había una persona en su país de origen que podía decir desde el fondo de su corazón:" me acuerdo de ti".
Ocurrieron dos cosas que parecen cosa del destino.
La primera fue la llegada de una carta con aspecto oficial desde china. No estaba firmada. Decía: "Si, la persona por la que usted pregunta, Ma Guoxing, es un empleado del orfanato de Wuwei. Y no, no fue la persona enviada a recoger al bebé sino la persona que lo encontró".
La segunda fue la llegada al periódico donde yo trabajo de una reportera china llamada Sunny Hu. Sunny era tan brillante y alegre como su propio nombre (soleada), con conocimiento de enigmáticas lenguas orientales, venia del Shanghai Star para estudiar periodismo americano. Cuando le conté que ya había confirmado el nombre y el lugar de trabajo del hombre que encontró a mi hija pequeña, se ofreció con espontaneidad occidental: "venga, vamos a llamarlo".
Esperamos hasta la noche para hacer la llamada telefónica por las 12 horas de diferencia horaria con China. El numero del orfanato que yo tenia era erróneo. Lo intentamos varias veces hasta que dimos con el orfanato. Los compañeros de Ma Guoxing nos comunicaron que no se encontraba allí. Pudimos localizar a su esposa quien también nos dijo su marido estaba fuera. Finalmente hablamos con su hija quien nos proporciono su numero de móvil.
"Da señal", dijo Sunny ajustando el micrófono de sus auriculares.
Comienza a hablar en mandarín, entonces se vuelve hacia mi y me dice: "es él".
Sunny ríe, su voz suena relajada. En ese momento pienso:" buena señal, Ma Guoxing no esta molesto porque le hayamos llamado a su móvil personal. No ha insistido en que debemos obtener permiso oficial para hablar con el ni se dirige a nosotros con la distancia de un funcionario del gobierno. Parece contento de poder charlar."
Sunny comienza con mi lista de preguntas diciendo: "Oh..." y "Ah...", escuchando más que hablando, anotando cada palabra, el como, el cuando y el donde del hallazgo de mi hija. Me siento como que estoy presenciando la apertura de una cripta perdida, que encierra secretos que van a ser revelados. China tiene 1300 millones de habitantes pero solo uno de ellos encontró a mi hija en la calle... y ahora esta al teléfono.
Oigo a Sunny decir "baba, que significa "papa". Me pasa los auriculares del teléfono.
Yo solo hablo ingles. Ma guoxing habla solo mandarín. Pero yo quiero oír su voz y quiero que el oiga la mía. Necesito decir las palabras "gracias,. Gracias por tomar a mi hija en brazos cuando estaba sola, gracias por llevarla a un lugar donde estaría a salvo, gracias por ayudarla cuando yo no estaba allí para hacerlo".
"Hola?" digo. Mi boca esta seca. "ni hao?"
Ni hao", contesta.
La voz de Ma Guoxing es firme y profunda.
Yo continuo: "quiero decirle cuanto agradezco lo que hizo. quiero decirlo lo mucho que significa para mi y.." y no son capaz de seguir.
El dice algo en chino. Debe pensar que la linea se ha cortado. Tengo miedo de que cuelgue, de que este hombre, este fantasma, vuelva a desaparecer entre las sombras.
"estoy tan agradecido" puedo por fin decir.
"Xie xie" me susurra Sunny, gracias.
"xie xie, xie xie", digo.
Sunny toma de nuevo el teléfono.
Ma Guoxing dice que el bebé estaba envuelto en una manta. Dentro de la manta había un biberón y algo de leche en polvo. La niña lloraba tan fuerte!. Eso lo recuerda claramente. Dice que las autoridades trataron de encontrar a sus padres chinos, con un anuncio en el periódico, e incluso anunciando su hallazgo en la radio y en la televisión. Nadie se presento.
Nos cuenta acerca de su paseo por la ciudad, como vio la gente amontonando fuera del hospital. Contesta cada una de las preguntas. Al cabo de casi media hora, nos ha dicho todo lo que sabe y Sunny comienza a despedirse. Pero Ma Guoxing no esta listo aun. Resulta que el también se ha estado preguntando por el bebé que encontró en la calle. A el le han separado de la historia de su futuro como a mi me han separado de la historia de su pasado.
Ahora es Ma Guoxing es que hace preguntas: donde vive la niña? Esta bien? tiene salud?
Sunny le contesta que la niña esta muy bien, vive en EEUU cerca de Filadelfia y que no le falta de nada. Sus padres y su hermana la quieren muchísimo.
Ma Guoxing dice que le gustaría que le enviáramos fotos y que si algún día la niña viaja a China que seria bienvenida en su casa. Le gustaría contarle en persona acerca del día en que sus vidas se cruzaron en una calle de Wuwei.
Ma Guoxing se alejó de la calle del hospital con el peso ligero del bebé recién nacido en sus brazos.
La llevó al orfanato municipal donde le dieron un nombre, el apellido Wu por la ciudad de Wuwei y el nombre de Zhao Gu que significa "nuevo comienzo, hermosa niña". La acostaron en una cuna junto a otro 3 bebés.
Casi un año más tarde, en una mañana soleada de Junio, la pequeña Zhao Gu recibía un baño en una palangana de metal gris. Seguidamente la vistieron con repita nueva, azul. La llevaron a kilómetros de Wuwei, a través de la provincia de Gansu hasta la capital Lanzhou. La subieron en un ascensor hasta una sala de conferencias en uno de los pisos superiores y allí la depositaron en los brazos de sus nuevos padres.
Si Ma Guoxing hubiera estado allí él hubiera reconocido su llanto.
por Jeff Gammage

1 comentario:

Susi dijo...

Madre mía, llevo llorando desde la segunda línea

Que historia tan preciosa. ¿Me la dejas poner en mi blog?

Un besazo,
Susi